Las derrotas obtenidas frente a la poderosa maquinaria bélica alemana llevaron al zar a asumir el comando directo de las fuerzas armadas.
La zarina Alexandra (de origen alemán), quedó a cargo del gobierno, lo que generó la desconfianza de la sociedad. A esto se le sumaba la presencia en la corte del monje Rasputín que, a partir de su supuesta capacidad para detener las pérdidas del heredero al trono, se ganó la confianza de Alexandra.
Alexandra Fiódorovna, esposa del zar.
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