El ingreso de capital extranjero propulsó la construcción de una amplia línea ferroviara. El principal fue el ferrocarril Transiberiano, que posibilitó la colonización de Siberia y la comunicación con la Rusia asiática.
El desarrollo se notó principalmente en San Petesburgo, Moscú, Kiev, Jarkov y Odessa, de esta manera el número de trabajadores pasó a ser de 600.000 (1860) a 1.700.000 (1900).
Retrato Nicolás II.
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